domingo, 19 de febrero de 2012

I. condensación

Saco mi lengua bífida fría anfibia

Contra el viento

Que se vuelve gotas

Se condensa

Cae a chorros por mi boca abierta

Y no es baba

La humedad viene de la laguna

Escupo agua de la laguna

Agua con gusto a sábalo

A barro fondo mugre

Escupo casi todo

Y trago un poco

viernes, 17 de febrero de 2012

CORDEROS

Cuando pasábamos al lado del abuelo, si estaba desocupado y tenía la fusta a mano, nos daba un chirlo y nos decía que nos pegaba con anticipación, por si después nos mandábamos alguna cagada.
Si nos portábamos bien nos dejaba darle la leche a los corderos guachos. La mamadera era una botella de vino 3/4 con un pico hecho de cuero. El abuelo criaba los corderos cerca de la casa, casi en el patio. A veces vendía alguno, pero casi siempre los comíamos para algún festejo, o para Navidad. La gente venía a pedirle chivos, pero él no quería criarlos porque gritan como unos condenados cuando los carnean. Parece que van adivinando la intención de uno. Te vas acercando y ya empiezan a gritar. En cambio los corderos, no hacen problema.
La primera vez que un novio fue a casa, el abuelo asó un cordero en el horno de barro. A mí me dió un poco de vergüenza, como si festejara que alguien me hubiese dado bola. Igual, cuando yo le había contado que tenía novio, se rió y me dijo:
-No sabés limpiarte el culo y querés tener novio...
Como a m{i me gustaba ir a la ciudad a dar vueltas, él me decía que perdía el tiempo si esperaba encontrar novio por ahí, porque me iba a terminar casando con un gringo que me iba a llevar a vivir a un tambo.

Necesito

Atenta a esta necesidad

(urgente,

intrínseca,

sofocante)

De tenerte cerca

(de apoyar mis dedos sobre los tuyos cuando tecleás)

Quiero analizar los por qué

De estas consecuencias

Y me pierdo en el desvarío

De recordar: cada una de tus uñas y de tus dientes

El olor a guardado de tu campera

Y la combinación de mate y sexo en tu aliento

Olvido tus pies,

Para que ese recuerdo no avasalle a los anteriores,

Los que fui recolectando durante estos meses.

Mi necesidad de tenerte cerca no tiene techo

Hamacas

Esas hamacas vuelven

Vuelven

Vuelven

El tiempo queda suspendido

De tanto volver

Dos kilos

El precio por dos kilos es baratísimo

Los comprás

Subís con la bolsa al auto y sentís:

Que compraste bien

Que podés decidir algo

(aunque sea una compra)

Que te unís a una parte de la humanidad

(a la que para en la ruta a comprar frutillas)

Que podés hacerlas de diferentes maneras

(con crema, con pionono, con helado, hasta te animarías a improvisar una receta)

Llegás con la bolsa a casa.

La dejás en la mesada, porque querés bañarte y acostarte a mirar tele, ya.

Al otro día trabajás corrido

A la salida del trabajo te pasan a buscar tus amigas

Van a tomar una cerveza, comen una pizza

De vuelta, pasan a conocer el departamento nuevo de una de ellas

Tiene muchas plantas que le regaló la madre

Demasiadas

Te da una, con maceta y todo

Llegás a tu casa y dejás la maceta en la mesada

Es de interior

La vas a regar todos los días

Después de una semana

Pensás en lavar la bandeja donde escurre el agua del riego

Levantás la maceta para llevarla al patio

Atrás de la planta encontrás la bolsa

Cerrada

Con los dos kilos de frutillas

Podridas.